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Un árbitro confiesa que no expulsó a Messi en una semifinal a cambio de que le regalara la camiseta

En el mundo del fútbol, donde las emociones están a flor de piel y los jugadores suelen ser los protagonistas, a veces las historias más curiosas provienen de aquellos que deben mantener el orden en el campo: los árbitros. Recientemente, el exárbitro chileno Carlos Chandía ha sorprendido a todos con una revelación que ha dado mucho de qué hablar. Según el propio colegiado, en la Copa América 2007 decidió no expulsar a Leo Messi en una semifinal contra México, a cambio de que el astro argentino le regalara su camiseta al final del partido. Esta confesión, que llega 17 años después de aquel encuentro, ha sacudido a la opinión pública, generando debate, indignación o risas entre los aficionados al fútbol, dependiendo de los favoritismos de cada uno y cómo quieran interpretar las declaraciones. El partido en cuestión tuvo lugar el 10 de julio de 2007 en Venezuela, en el Centro Total de Entretenimiento Cachamay, Ciudad Guayana. . Argentina se enfrentaba a México por un puesto en la gran final de la Copa América. El equipo argentino, dirigido por Alfio Basile, contaba con una prometedora generación de jugadores, incluyendo a un joven Lionel Messi, que apenas comenzaba a brillar en el FC Barcelona. El encuentro terminó con una contundente victoria de 3-0 a favor de Argentina, con Messi anotando un gol memorable, sellando así su pase a la final del torneo. Sin embargo, lo que no se sabía hasta ahora es que hubo un incidente en los últimos minutos del partido que pudo haber cambiado la historia de Messi en aquella Copa América. La merecida expulsión Según Chandía, en una jugada intrascendente en la mitad del campo, Messi tocó el balón con la mano, lo que debería haberle costado la segunda tarjeta amarilla y, por consiguiente, la expulsión. «Messi ya tenía una amarilla y quedaban tres minutos de tiempo añadido. Estaban ganando 3-0 y no había ninguna posibilidad de gol para el equipo contrario», relató Chandía en una entrevista reciente con ESPN. «Me acerqué a Messi y le dije: ‘Esta jugada es para amarilla, pero te va a costar la camiseta'». Chandía explicó que decidió no mostrarle la segunda tarjeta amarilla a Messi, pensando que una expulsión en ese momento podría haberle privado de jugar la final de la Copa América, algo que claramente fue una decisión polémica puesto que, pese a que no fue así, Messi podría haber sido clave en la final y eso habría perjudicado a Brasil, quien pese a que el ’10’ argentino pudo ser alineado acabó ganando el título tras un contundente 3-0 en la final. Un grupo de activistas ecologistas vandaliza con pintura la mansión de Messi en Ibiza «No le mostré la tarjeta porque faltaban dos minutos y el partido ya estaba definido. Argentina estaba a punto de jugar la final, y no quería ser yo quien le quitara esa oportunidad a Messi», confesó el exárbitro. El relato de Chandía no acaba ahí. Al finalizar el partido, Messi se acercó a él para cumplir con su parte del «trato». Según el árbitro, el jugador argentino intentó darle la camiseta en el campo, pero Chandía le sugirió que lo hiciera en privado. «Me dijo que me iba a dar la camiseta ahí mismo, pero yo le dije: ‘No, acá no, me la entregas en el camarín'», recordó el árbitro entre risas. Y así fue como, tras la finalización del partido, Messi entregó su camiseta en el vestuario, cumpliendo con la promesa que había hecho minutos antes. El fallo de Messi ‘a lo Panenka’ que casi condenó a Argentina en cuartos: «Me dio bronca» La confesión de Chandía, aunque curiosa, también ha generado polémica. Muchos se preguntan si es ético que un árbitro pida un obsequio a cambio de no aplicar una sanción disciplinaria. Aunque el incidente no afectó el resultado del partido, y Messi pudo jugar la final contra Brasil —que Argentina terminaría perdiendo por 3-0—, el hecho de que un árbitro haya condicionado su decisión a un favor personal plantea dudas sobre la imparcialidad que debería prevalecer en el fútbol. Chandía, por su parte, parece tomarse la situación con humor, aunque reconoce que en aquel momento no pensó en las posibles repercusiones que podría tener su decisión. «Era un chico joven, recién empezando a destacarse en el fútbol mundial. No pensé que esta anécdota tuviera tanta importancia, pero veo que ahora, 17 años después, la gente lo toma como algo más serio», comentó el excolegiado.