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Rosalía firmó Motomami en la equipación del Barça para el clásico del mes de marzo. Drake lleva años vistiendo las camisetas de la Juventus, el Barça. Muchos de ellos ya están entrando de lleno en ese espacio y colaborando con marcas, como es el caso de la colaboración entre Palace y Juventus, o el AC Milan con Off-White. Beyoncé y Rita Ora han sido vistas en varias ocasiones con piezas exclusivas de la colaboración entre Paris Saint-Germain y KOCHÉ a lo largo del 2018. Pero ahora la más fan es Kim Kardashian. Y no. Preferimos el fútbol de antes, el del Tato Abadía y Arteche. El auge de la camiseta de fútbol en la pasarela y en el armario de los nuevos ricos es un gran ejemplo de cómo ha cambiado la transferencia cultural en el sistema capitalista actual, en el que la moda se difunde tanto hacia arriba como hacia abajo en la jerarquía social. Fuera de su contexto natural, la camiseta de fútbol equivale a esas otras con tipos borrosos donde se lee “la falta de sexo nubla la vista”.

Piénsalo bien: camiseta de fútbol y traje. La camiseta de fútbol se cuela ahora en el armario de todo aquel que rescata reliquias de segunda mano y las convierte en objeto de culto. La camiseta de fútbol puede ser una moda o una forma de vestir identitaria de un cierto grupo con conductas cuestionables. Para algunos, el look futbolero es una celebración de su equipo; también puede ser una forma de sacar a relucir algunas conductas como el racismo, la homofobia, y un concepto de masculinidad cada vez más demodé y tóxico. El look ya lo conocemos; no es más que el clásico look del aficionado inglés de los 80 que simplemente cumplía con el ritual de ponerse la camiseta de su equipo e ir al pub horas antes de presentarse en el estadio. Desde luego, no es la primera vez ni será la última que el mundo del deporte hace su incursión en el de la moda.

Un cambio muy significativo que despertó mucha sorpresa entre la afición culé, ya que es la primera vez en la historia del club que viste con estos llamativos cuadros. A nadie le chirría ver a tíos por ahí con una elástica futbolera, pavoneándose como si fueran los dandis distinguidos del barrio. Como una valla, una marquesina, un chirimbolo. Y como pasa con todas las modas y actitudes sociales, todo dependerá de por qué te decidas por una pieza u otra. Hasta que la onda expansiva de la mundialización les hizo ver que ahí había una rica veta de negocio. En Inglaterra, la impronta del obrerismo y el despegue del movimiento “lad culture” hasta cierto punto alentaron y legitimaron esta estética. Quizá podamos situar el arranque del fenómeno cuando las marcas estadounidenses se aproximaron al planeta fútbol. Camisetas de fútbol por la calle, no, gracias. Gracias a la innovación continua, creamos modelos de alto rendimiento para futbolistas de todos los niveles. La gente de a pie ya no quiere llevar la ropa delos adinerados (algo propio en la sociedad pre-consumista de Veblen); ahora la clase trabajadora y otros grupos sociales influyen en sentido inverso y se convierten en modelos de referencia para los nuevos ricos.

Tras el desarraigo de la desindustrialización thatcheriana, los muchachos se entregaron a los únicos símbolos de la tribu que quedaban en pie. Sus fibras hacen que el sudor, en contacto con ellas, huela peor de lo que lo haría tratándose de una camiseta de algodón o de lana. Por eso si quieres apoyar a tu equipo con la camiseta oficial este es un buen momento para adquirirla. Para este año, Kappa ha querido traer el estilo clásico, es decir, más rayas verdes y blancas, aumentando las que había la temporada pasada. Como dijo Coco Chanel: está bien que la moda baje a la calle, camiseta barcelona 2025 no que venga de ahí. Esas prendas de tejido técnico y poliéster, que tan bien transpiran, en realidad son hábitats estupendos para las bacterias. Atraen los aceites corporales a la espera de ser pasto de las bacterias que producen mal olor. ¿Ponerte dos cartones entre pecho y espalda anunciando que compras oro? Nuestros periodistas recomiendan de forma rigurosa e independiente productos y servicios que puedes adquirir en Internet. Para otros, como Javi de Futbola, es un gran paso para tornar la cultura futbolera más inclusiva y hacer piña fuera del campo:“Este movimiento trata de incluir a todo el mundo en un espacio que ha sido muy tóxico de manera tradicional.